sábado, 7 de mayo de 2011

El perdon liberador y sanador

Pronto estará entre nosotros un nuevo libro, El Aleph, no de Borges, sino de Paulo Coelho. Algo me pasa con este autor... "señales" que le dicen. Sus libros, por lo general han sido editados en el mes de agosto. Mes de su cumpleaños y el mio. Cada libro, tiene algo de mi... y de todos, pero siempre siento que no es mas que un resumen de algunas experiencias que he vivido. Desde el Peregrino hasta Las Valkirias, todos llegaron a mi, por diversos caminos, pero todos, en el momento justo. Ahora llega el Aleph, y un adelanto del propio Coelho habla del perdón. Habla otra vez del proceso espiritual que hoy me toca experimentar. Como si PC tuviera la habilidad de escuchar mis pensamientos, mis momentos de contemplación, mis dialogos internos mientras rezo. Aqui le dejo un poco de lo que escribe Coelho, un poco de mi alma.

Hilal habla en voz baja, pero la acústica de la iglesia es tan perfecta que todo lo que dice parece hacer eco a lo largo de las cuatro esquinas. Pero mi experiencia me dice que está canalizando el espíritu de un niño.

Las lágrimas que derramé, yo perdono.
El sufrimiento y las decepciones, yo perdono.
Las traiciones y mentiras, yo perdono.
Las calumnias y las intrigas, yo perdono.
El odio y la persecución, yo perdono.
Los golpes que me dieron, yo perdono.
Los sueños rotos, yo perdono.
Las esperanzas muertas, yo perdono.
El desamor y la envidia, yo perdono.
La indiferencia y la mala voluntad, yo perdono.
La injusticia en el nombre de la justicia, yo perdono.
La ira y el maltrato, yo perdono.
El abandono y el olvido, yo perdono.
El mundo con toda su maldad, yo perdono.

Ella baja los brazos, abre los ojos y coloca sus manos en su rostro.
Me acerco a besarla, pero ella hace una señal con las manos.
- No he terminado todavía.
Ella cierra sus ojos y mira hacia arriba.

La pena y el resentimiento, los sustituyo con comprensión y entendimiento.
La rebeldía, la sustituyo con la música que sale de mi violín.
El dolor lo sustituyo con olvido.
La venganza, la sustituyo con victoria.

Seré capaz de amar por encima del desamor.
Dar incluso cuando estoy despojada de todo.
Trabajar feliz incluso cuando estoy en medio de todos los obstáculos.
Secar las lágrimas, incluso cuando aún estoy llorando.
Creer incluso cuando estoy desacreditada.

Ella abre los ojos, pone sus manos sobre mi cabeza y dice con la autoridad que viene de arriba:

- Hágase tu voluntad. Hágase tu voluntad.